jueves, 7 de julio de 2016

Giving Smiles Live: Aventura en el taller, o hasta el taller.

Y es que la aventura no empieza cuando llegas al taller, si no mucho antes…

La furgo de Giving Smiles había pasado 3 revisiones en España pero, por alguna razón, nos daba en la nariz que íbamos a necesitar un taller y por eso llevábamos preguntando por uno desde que llegamos a Ioannina.

Bueno, es que para empezar, reventamos una rueda en las autopistas italianas que… ¡¡vaya tela!! Así que, mínimo, necesitábamos una rueda de repuesto.
Un día en el Ikea, divisé la furgo desde la puerta y algo le colgaba por abajo… Al acercarme vi que, efectivamente, una pieza grande de plástico, medio colgaba. Debía de ser eso que se llama cubrecarter… Bueno, parecía que no rozaba pero ya teníamos otra razón más para encontrar un taller.
Hace unos días empezaron a chirriar los frenos… ¡¡Otro punto más para el taller!! Víctor… hay que ir al taller… Sí, sí! Mañana le digo a… Que me va a decir…

Y hasta hoy, que según me he levantado, he dicho: “hoy vamos al taller y si no la furgo no se mueve” … Jajaja!!

Así que, hemos dejado el cargamento de voluntarios en el campo, nos hemos quedado al meeting para ver cómo andaba la situación de los Yasidíes que marcharon ayer del campamento y me he cogido a Pep, un gran voluntario que habla griego gracias a una beca Erasmus aquí mismo, en Ioannina.

Ya me ha dicho que mucho vocabulario de coches no sabe…  Pero ya nos haremos entender.

Primer intento. Taller cerrado con el mecánico y su hijo de 11 años dentro y sin muchas ganas de ayudarnos

Todo hay que decirlo, hoy es sábado y muchos sitios cierran.

Había otro chico, al parecer también cliente que nos ha echado un cable en la comunicación con el mecánico y al final nos ha indicado otro taller.

Vamos allá de todas todas, aunque esté cerrado, al menos lo tenemos ubicado para el lunes.

Carretera Ioannina-Atenas, tipo polígono en el que hay supermercados, talleres, desguaces, naves, negocios de todo tipo… y cómo no, bares. Siempre bares. Aquí no hay problema para tomarse un “Fredo Capuccino”.

Vamos pasando cruces y nos metemos en el que va al Lidl y vemos un letrero de Ford y coches. Más bien tipo desguace y con pinta de cerrado. Y allí parados, un poco en medio, el hombre que venía detrás, se pone en paralelo y en el momento en el que yo pensé que iba a echarnos la bronca por estar allí en medio, nos dice: “everything OK?”. Y ya, le digo: “Mecánico”. “Van?”. “Yes!”. “Mmmmmmm… OK! Follow me”.

Pues le seguimos!! Qué guay!! 30 segundos ,después para en el Lidl. Se baja y nos dice: “Un momento, que tengo que comprar un par de cosas y vengo, eh? Esperad ahí”.
Perfecto. No se va a quedar sin hacer su recado!

Salimos a la carretera principal y en la siguiente a la derecha nos metemos. Y ya para, se baja otra vez… “Voy a ver si está”. ¡Y sí! ¡¡Estaba!!

Nuestro amigo griego se va, que tiene que atender su cantina y seguimos callecita adelante con la furgo hasta la puerta. Un chico joven, alto, flaco y fuerte nos sonríe con su traje de faena lleno de grasa.

¡¡Prueba superada!! Encontrado el taller. Y ahora, ¿por dónde empezamos? Pues por las luces, que había algo en la parte de atrás que fallaba.

“Pata freno”, decía… Jajaja!! Y Pep explicándole lo que yo entendía (claro, la pata en el freno). Después de un rato: 3 bombillas cambiadas. Sí que estaban un poco negras…

Le hablo del cubrecarter y… oh!! Ha desaparecido!! Lo hemos perdido en alguno de los viajes al campamento fijo. Es que vivimos en un sitio que tiene unas cuestas que ni el Dragon Kan! Y alguna sin asfaltar, claro…

Bueno, total que nos dice que no es importante así que… “Next!”. Bueno, pues le digo: “Freno – porque se dice igual – ñi, ñi, ñi!”. Y me pregunta que si los de adelante o los de atrás. Mi cara tenía forma de interrogante en ese momento…

En 30 segundos y con una linterna ya sabía que eran las de adelante y allá que empieza a desmontar una rueda. Quita unas piezas y exclama algo como “¡¡Uff!!”. Y nos las enseña a Pep y a mí, como si nos fueran a decir algo, porque sabemos mucho de mecánica, claro.

Digo yo que serían las pastillas famosas.
Antes yo le había preguntado que si era importante y su respuesta fue que si lo dejaba así, algún día iba a terminar en el lago de Ioannina.
Todo cobró sentido cuando llegaron las pastillas nuevas… ¡¡¡Madre mía!!! Eran unas cuatro veces más gruesas que las que había quitado!!
Bien, frenos arreglado: “Next!”.

La rueda de repuesto. Nos preguntaba que si habíamos pinchado para arreglarla y yo le dije que no, que caput, finito rueda (que también se dicie igual). Se agachó para comprobarlo y… Risas mil. Estaba reventada por los cuatro costados y lo estaba flipando el chaval.
Aquí fue un poco más complicado explicarnos por aquello de si cambiábamos las dos ruedas y no sólo una, que si la otra aguanta, que sino… Total, que las dos de atrás nuevas y la que era de repuesto fuera y la otra pasaría a ser la nueva de repuesto. Encargadas están para el lunes.

¡¡“Y estabais preocupados por el cubrecarter!! ¡¡Con el follón que teníais aquí preparado!!
Que por cierto, el cubrecarter también se lo dejamos encargado aunque para los griegos no sea importante.

Así es como, gracias a la amabilidad griega y a nuestro amigo Pep, conseguimos tener lista nuestra furgoneta.

P.D. Seguro que os preguntáis cuánto fue la broma… Pues 60 € y estuvimos allí como 2 horas y media. Nos regaló un melón y una sandía. Nos dio una botella grande de agua fresca. Además ese día cerraba.

Algo más sobre nuestro mecánico favorito: al año que viene empezará a trabajar como mecánico de aviones para el ejército. Nota exigida: 19,6 sobre 20; y la sacó. Ole tú!!

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